Leyendo una catequesis del miércoles de B16 sobre un santo Padre (Ambrosio Auperto), se hizo la luz: La raíz de la crisis económica en la que está inmersa nuestro querido mundo es la codicia (con que facilidad los santos dan soluciones acertadas a cuestiones aparentemente tan complejas). Es decir, la cuestión no es reformular nuestro sistema económico para que surja más de lo mismo, sino comenzar a pensar que lo que surge ante nosotros es fruto de lo que tradicionalmente la Iglesia a llamado pecado. Por tanto, la vacuna contra la crisis es compartir y no acumular capital.
Así que no se trata de seguir teniéndolo todo para sentirnos “seguritos” y, de esta manera, salvados, sino de compartir. Ahhh… que concepto más poco sonoro. Como decía ese texto de los Hechos de los Apóstoles: “lo poseían todo en común y nadie llamaba suyo propio nada de lo que tenía”. No se trata de comunismo, sino de adquirir esa capacidad, que últimamente brilla por su ausencia, que es la de dar al que no tiene.
Seamos sinceros, si hay crisis es porque cada uno de nosotros no quiere renunciar a nada.
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