"el mismo que es abrazado"

martes, 31 de mayo de 2011

Sectarismo ideológico

Quisiera empezar este artículo aclarando que estudié en un colegio mixto, del que guardo recuerdos muy gratos; y que a mi propia hija la llevo también a un colegio mixto, del que no puedo sino predicar bondades. Pero el trato discriminatorio que nuestras autoridades dispensan a la escuela diferenciada, a la que ahora una lunática ley de «igualdad de trato» en ciernes pretende retirar los conciertos, se me antoja uno de los atropellos más descabellados que el sectarismo ideológico pueda perpetrar.

Que la ideología es aniquiladora de la razón, porque exonera al hombre de la nefasta manía de pensar, nutriéndolo de consignas desquiciadas, se comprueba fácilmente en este caso. Sostienen sus enemigos que la escuela diferenciada atenta contra la igualdad de hombres y mujeres, y que favorece la «segregación».

Ambas son afirmaciones de una irracionalidad prejuiciosa y bestial. Podría decirse que las escuelas diferenciadas atentan contra la igualdad si impartieran disciplinas distintas dependiendo del sexo de sus alumnos, o si tales disciplinas se impartieran con distintos grados de exigencia; pero nada de esto ocurre en las escuelas diferenciadas, fundadas sobre un presupuesto incontrovertible, a saber: que hombres y mujeres somos diferentes, fisiológica y psicológicamente; y que esta diferencia natural —que no debe confundirse con una capacidad intelectiva mayor o menor— configura nuestros métodos de aprendizaje.

La escuela diferenciada propone métodos de aprendizaje diversos para lograr más plenamente la igualdad de hombres y mujeres, no para atentar contra ella. Y sus resultados avalan esta propuesta, como se demuestra en aquellos países —Gran Bretaña, por ejemplo— donde existe una tradición arraigada de escuela diferenciada.

La acusación de «segregacionismo» es todavía más irracional y desquiciada. Los colegios de educación diferenciada no estorban que sus alumnos, una vez concluidas las clases, puedan relacionarse libremente con chicos del otro sexo, con las limitaciones que sus padres les impongan (o traten de imponerles).

Acusar a la escuela diferenciada de favorecer la desigualdad y la segregación nos obligaría a lanzar idéntica acusación contra los campeonatos de tenis; pero yo todavía no he visto a nadie que proteste porque Nadal no juega contra Kournikova, ni tampoco a nadie que se le ocurra afirmar que Nadal no puede ligarse a Kournikova (o viceversa) porque no les dejan enfrentarse en los campeonatos de tenis.

Si alguien lanzara tales protestas o afirmaciones lo tendríamos por un necio redomado; sin embargo, tales necedades, referidas a los colegios diferenciados, triunfan, en alas del sectarismo ideológico, e incluso pueden imponerse mediante leyes que les denieguen arbitrariamente los conciertos.

Uno puede entender que los poderes públicos establezcan requisitos para que los centros docentes se beneficien de ayudas; pero tales requisitos no pueden ser arbitrarios, ni regirse por el más despepitado sectarismo ideológico, que disfraza el mismo odio despechado que la zorra de la fábula dispensaba al racimo de uvas que no podía alcanzar: odio, en primer lugar, a la excelencia; y también odio hacia una escuela que se resiste a ser convertida en el corruptorio oficial y en la fábrica de votantes en que nuestros sectarios pretenden convertir la escuela pública. La escuela diferenciada es la primera pieza que estos sectarios pretenden cobrarse; después vendrá la escuela concertada católica, no importa que sea mixta o diferenciada.

Juan Manuel de Prada.

sábado, 2 de abril de 2011

La clave de "Encontrarás dragones".

Me siguen llegando reacciones a la información publicada el pasado domingo porHispanidad sobre la película de Roland Joffé, Encontrarás Dragones. El productor, Ignacio Gómez-Sancha, miembro del Opus Dei, ha publicado un libro titulado 100 preguntas sobre Encontrarás Dragones que merece la pena leer y que me ha confirmado en mi primera impresión sobre el film.

Por lo general las críticas a la historia se centran en dos cuestiones:

1. Los republicanos salen muy bien parados en la guerra civil.

Sí pero no. Salen bien paradas las famosas Brigadas Internacionales, esas en las que participó George Orwell, quien enseguida sacó en conclusión de que no había manera de ganar la guerra. ¿Por qué? En cuanto un oficial daba una instrucción el miliciano de turno le respondía: «Fascista, ¿quién eres tú para darme órdenes?».

E insisto: ha tenido que venir un agnóstico inglés para reconocer esa cristofobia asesina que inundó a la II República. Si los republicanos hubieran dejado en paz a los españoles de fe, Franco no hubiera ganado la guerra. Además, esa feroz persecución fue la que legitimó el Alzamiento.

En cualquier caso, los católicos de hoy deberíamos ver la parte de verdad -seguro que alguna había- en los republicanos.

2. No resume la espiritualidad de Escrivá de Balaguer.

Sí, tienen razón, pero ojo, no vaya a ser que un agnóstico haya profundizado incluso más que algunos discípulos de San José María. Recuerdo una anécdota, un sacerdote del Opus Dei la Obra estaba predicando un retiro a un grupo de miembros de la Pelatura, entre los que se encontraba su fundador. Insiste el presbítero en que la esencia de la Obra es la humildad. Escrivá le corrige: «No hijo mío, nuestra esencia es la infancia espiritual» (otros prefeiren hablar de filiación divina, pero a lo mejor estamos diciendo lo mismo).

El personaje de Escrivá, Charlie Cox, sí habla de esta misma ascética, que consiste en la confianza en el don de la misericordia, en el abandono en la manos de Dios, con la confianza ciega del chaval en su padre... a pesar de los horrores de la Guerra Civil española. La cinta habla de un sacerdote que, a pesar de los pesares, concluye que Dios sabe más.

Sí, creo que la película da con la esencia de la espiritualidad de Balaguer aunque se queden fuera muchos asuntos, quizás demasiados. Pero el balance, sinceramente, es positivo.

Eulogio López.

¿"Encontrarás dragones"? Pues a mí no me ha parecido un peliculón

La crítica más acabada a Encontrarás dragones la hizo una niña de colegio al salir del cine: “No me he enterado de nada. No se sabe quiénes son los malos y quiénes son los buenos”. Y eso que el anuncio de la película da una pista cuando describe a Oriol, miliciano anarquista, como un luchador por la libertad. Es entonces cuando cabe preguntarse con Lenin: “¿Libertad para qué?”. Y responder con Lerroux: “Para levantar el velo de las novicias y elevarlas a la categoría de madres”. No sé cuántos espectadores habrán picado en el anzuelo del buen libertario. Supongo que son más los que han acudido a las salas al reclamo de que Roland Joffé, director de Encontrarás dragones, lo fue también de La misión. Y, sin embargo, cuesta reconocer a aquel Joffé en este Joffé, que recuerda más al codirector de Super Mario Bros, película inspirada en el famoso videojuego y en la que Joffé debió de aprender la técnica de la caricatura, que enEncontrarás dragones aplica sin piedad.

Quien vaya a ver la película quizás se tope con monstruos mitológicos, pero difícilmente con un alzado en armas dotado de moral. Los combatientes en la margen derecha del Ebro son todos unos chulos engominados practicantes del método del paseo. En cambio, en las filas republicanas hay personajes de epopeya, diríase que sacados de uno de esos tomos azules de la Biblioteca Clásica Gredos.

Y ya que hablamos de héroes, hay que decir que la heroína de la película es una brigadista internacional que, según confesión propia, la noche antes de cada combate se aplica, por compasión, a la descarga seminal del miliciano, episodio que encontraría su apoyatura historiográfica en aquel documento, personal e intransferible, fechado en septiembre de 1936 y con sello del Comité de Milicias y Defensa de Toledo: “Vale por seis porvos con la Lola”. Astracanadas aparte, Encontrarás dragones arranca de la idea de que durante la Guerra Civil se cometieron barbaridades en los dos bandos. Sin embargo, Joffé olvida aplicar un criterio corrector de tipo cuantitativo: que en un lado las atrocidades debieron de ser más que en el otro. Si no, no cobraría sentido la huida de Escrivá y sus muchachos; huida, que por cierto, no tuvo como destino final Andorra, hipotética capital de una tercera España, sino Burgos, donde Franco tenía su cuartel general.

Pero lo mejor de la película es que, a pesar de las torpezas narrativas de un Joffé en horas bajas, Escrivá logra abrirse camino con fuerza, y no solo gracias a que Charlie Cox borda el papel, sino, sobre todo, a que el personaje está basado en un hombre que vivió con heroicidad las virtudes. La cinta quizás quite la afición a alguno (para recuperarla, qué mejor que revisitar a Vázquez de Prada, biógrafo de Escrivá), pero no la devoción.

O sea, que son muchos los espectadores que seguirán llevando a Monseñor en el corazón. Lo que no volverán a llevar en la cartera será el dinero de la entrada; nada en comparación con lo que otros -los inversores- llevan gastado: más de treinta millones de dólares, lo que hace imperdonable que no se haya destinado una partida presupuestaria, por mínima que fuera, para contratar a un experto en Guerra Civil. A lo largo de dos horas los errores son tantos y tan de bulto...

Pero esta es otra historia. Aquí hemos venido a advertir de los riesgos de jugar a la equidistancia: que sales de casa en busca de dragones y terminas abrazado al fantasma del general Escobar.

Gonzalo Altozano.

jueves, 24 de marzo de 2011

VIVIR COMO UN CURA

Esta es la frase que suele emplear la gente para referir que vives como un rey. Lo sorprendente es que para vivir tan bien, como al parecer viven, escasean voluntarios. Pero, ¿Qué hay que hacer para poder vivir como un cura? Poca cosa. Lo primero dejar la familia, el trabajo y tu vida anterior, pues el nuevo Patrón es bastante exigente. Así, tras tan sólo seis años de estudios ya está uno disponible para que el obispo le enví¬e durante 5 años, normalmente prorrogables, a la parroquia de un pueblo cuya exacta localización hay que buscar en el Google Maps.
Una vez allí, a cambio de vivienda gratis, sólo hay que estar disponible 24 horas al día, 7 días a la semana, por si alguien tiene un problema que únicamente le puede contar al cura, por si alguno tiene que pedir algo que sólo un cura le puede dar o por si un vecino, parroquiano o no, decide morirse, que ya se sabe que la gente se muere a la hora que le da la gana. En estos casos es conveniente llamar al cura antes, porque una vez fallecido, incluso para el cura, es imposible darle la unción de los enfermos.
Es importante mantener un gesto amable durante las 24 horas, y solamente un 100% de disponibilidad, incluido carnet y coche propio, porque es absolutamente imprescindible no fallar a nadie durante los 40 años de actividad laboral, si no le tildarán de malage o cosas peores.
Asimismo, entre sus obligaciones laborales está escuchar con interés los problemas, tragedias y desgracias de todo el mundo, gratis y sin cita previa, y por supuesto intentar resolver el problema consultado o al menos procurarle un consuelo contundente. Por supuesto él, por convenio, no tiene derecho a tener problemas.
Debe asumir que será el representante en el pueblo de la institución más criticada y vapuleada del mundo y sobrellevar con agrado largas e inútiles conversaciones con gente que ni le va ni le viene lo de la Iglesia, pero que se creen con derecho a opinar lo que les viene en gana, casi nunca bueno, y a exigir una respuesta argumentada y coherente.
Y todo esto por unos escasos 700 € al mes. Seguramente por eso la gente prefiere ser controlador aéreo...

Rodrigo Sánchez Ger. La Voz de Cádiz.

(GRACIAS CAROLINA)

lunes, 21 de febrero de 2011

Ehhhh?

Declaraciones de nuestra ministra de cultura sobre el aborto:


A mí, después de oir esto, se me ha quedado todo más claro.

(Gracias Jesús)

lunes, 10 de enero de 2011

Mi señora Leire

Cuando he visto a mi señora Leire anunciando una Ley Integral de Igualdad de Trato y No Discriminación (las mayúsculas que no falten) me he acordado de aquella impagable quintilla del gran Leonardo Castellani: «¡Igualdad!, oigo gritar / al jorobado Fontova. / Y me pongo a preguntar: / ¿Querrá verse sin joroba / o nos querrá jorobar?». Pero, antes de que me apliquen retroactivamente la anunciada ley, quiero precisar que la mención a ese Fontova de la quintilla en modo alguno sugiere que mi señora Leire sea contrahecha o corcovada, pues a la vista salta que es —como diría el buen Sancho de Dulcinea— «moza de chapa, hecha y derecha y de pelo en pecho», adornada de toda suerte de prendas físicas y morales: una chica, en fin, «preparadísima, hábil y discreta», como la definiera en ocasión famosa el alcalde de Valladolid, y como conviene a un gobierno que es honra y prez del hispánico predio.

Y puesto que nada tiene de jorobada mi señora Leire, luna resplandeciente entre todas las esferas que pueblan el empíreo cielo (desde cuyo balcón acertó a vislumbrar la gozosa conjunción astral que derramaría bienes sobre el orbe terráqueo), hemos de concluir que, en efecto, nos querrá jorobar. Siendo la igualdad y la prohibición de toda discriminación principios rectores de nuestro ordenamiento, la ley anunciada parece del todo superflua; salvo que... bajo tan rimbombante título encubra una intención diversa a la que enuncia. «Se trata de construir una sociedad que no humille a nadie y también una sociedad que no permita que nadie sea humillado», nos ha aleccionado mi señora Leire. Y en esa expresión —«construir una sociedad»— que con singular donaire ha deslizado, como las damas de alcurnia deslizan un cuesco sin inmutar la sonrisa, se cifra el sentido de tan rimbombante ley, que no es otro sino proseguir la hoja de ruta trazada hace siete años por el gobierno de nuestro ínclito Zapatero, espejo de príncipes y caballeros; hoja de ruta que no ha rectificado ni un ápice desde entonces y que ha demostrado ser la única línea de actuación coherente de su gobierno, el único empeño en el que nuestro esforzado paladín no ha titubeado, así llovieran crisis económicas o sapos del cielo. Y esa hoja de ruta es la marcada por la ideología de género.

¿Y qué propugna la ideología de género? Pues propugna que la diferencia entre los sexos no es algo natural, sino el producto de prácticas sociales represoras que conviene aniquilar. Propugna que la diferencia sexual entre el varón y la mujer no es una realidad innata propia del ser humano; y que sólo existen géneros: es decir, roles sociales optativos en la conducta sexual del individuo. Para la ideología de género el sexo no es algo determinado por el nacimiento, sino la consecuencia de una elección o deseo. Y cualquiera que ose pronunciarse contra tales apriorismos demenciales será inmediatamente jorobado por esta ley, que considerará reo de homofobia a quien sostenga que el matrimonio es la unión de personas de distinto sexo, o de inductor al machismo a cualquiera que se atreva a deslizar una ironía contra mi señora Leire; y, para acabar de jorobar a los réprobos, la anunciada ley pretende crear una suerte de tribunal policial, encargado de vigilar la conducta social y de ejercer acciones judiciales contra los réprobos, que tendrán —en un flagrante caso de prueba diabólica— que demostrar su inocencia si no desean ser castigados. Así se «construye una sociedad» en la que brillan luminarias como mi señora Leire, día de mi noche, gloria de mi pena, norte de mis caminos, estrella de mi ventura.

(Juan Manuel de Prada)

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Asia Bibi y el uso retorcido del Derecho

Conocimos la buena noticia de que el presidente de Pakistán había decidido indultar a Asia Bibi, la mujer de 37 años condenada a muerte por el delito de ser católica y defender públicamente su fe. Y es que en Pakistán, como en tantos países islámicos, los cristianos que no aceptan ser ciudadanos de segunda y relegar su fe a la esfera más íntima son reos de blasfemia, delito castigado con la muerte.

Esta semana nos encontramos con que un Tribunal de Pakistán ha prohibido al presidente del país que conceda el indulto a esta mujer, aduciendo el formalismo legal de que el caso aún no ha sido resuelto en apelación. El Tribunal viene a decir que, dado que los jueces aún no se han pronunciado sobre el recurso de Asia Bibi, en teoría ésta podría ser declarada inocente, por lo que no procede indultarla, pues el indulto es un perdón aplicable a quienes han sido declarados culpables.

A primera vista, el razonamiento del Tribunal no sólo es impecable, sino que incluso tiene un punto encomiable: parecería que asistimos a un ejemplo de imperio del Derecho en un país islámico, señalando el Tribunal que existen limitaciones jurídicas al poder político. Vamos, como si hubieran asimilado la concepción occidental de la libertad en el orden.

Pero en realidad, no se trata más que de usar lenguaje de picapleitos para impedir la libertad de esta mujer, que en un ejemplo de entereza ha afirmado en varias ocasiones que prefiere morir cristiana a renunciar a la fe.

Además del testimonio religioso de Asia Bibi, este caso nos ofrece dos importantes lecciones. En primer lugar, que la ley y los formalismos judiciales en ocasiones pueden usarse para pisotear el Derecho. En segundo lugar, que de poco sirven las instituciones fuera del humus cultural y espiritual que las ha hecho posible.

Y como me parece que estas lecciones no son aplicables exclusivamente a Pakistán, cobra una especial urgencia la revitalización de las raíces cristianas de nuestra civilización.

(Pablo Nuevo)