Anoche celebramos el doctorado de uno de los valencianos. Éste se doctoraba en derecho canónico y seguramente el año que viene lo envíen al Congo o a Madagascar, pues también acaba su formación en la Academia Pontificia Eclesiástica de aquí en Roma, lugar donde se estudia diplomacia para las nunciaturas (Coraggio fartello!!!).
Así que estuvimos cenando en la Academia Pontificia. Tras la cena, en la que los no acostumbrados a tales ambientes, como yo, estuvimos estirados o tiesos, fuimos a tomar el licorcitos con unos bombones. En ese ambiente se me acerco el nuncio que hoy hace de rector en tal Academia. Éste había sido nuncio durante 15 años en Cuba. Trataba con Castro, del cual me dijo que no era muy respetuoso con la Iglesia, sino con las personas (la cuestión es caer bien independientemente de donde vengas), y me confeso: "Hecho de menos Cuba. Ahora estoy aquí y estos si que es difícil, pues ahora solo trato con curas. Echo de menos el calor de la gente, de los laicos". A mí me dejo... no sé como decirlo. "Un nuncio, todo un nuncio, compartir esto conmigo", pensé. En definitiva, lo que es verdad, es que en este mundo todos echamos de menos a personas, ambientes, lugares..., todos somos personas.
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