"el mismo que es abrazado"

miércoles, 26 de mayo de 2010

Carta a mi querido hijo.

Un buen amigo me ha enviado esto. Se trata de una chica que está enferma y que escribe estas cosas. Puede parecer algo melifluo, pero, si se lee detenidamente, se entrevé una honda vida espiritual.

QUERIDO HIJO:

Hoy me gustaría decirte tantas cosas…, pero no sé muy bien cómo empezar; lo primero es recordarte lo mucho que te quiero en todo momento, a pesar de tus fallos y errores, por encima de todo, por ser tú, TE AMO; te cuido con mucho cariño y ternura; te protejo como el padre amante y generoso que soy, con mis brazos te doy un cobijo perfecto; yo no dejo que el enemigo te dañe, te ayudo a vivir, a soportar tu carga de equipaje. Yo haré que todo sea más ligero para ti. No quiero que seas débil; te ayudaré a sonreír cada nuevo día: confía en mí, en mi fuerza, en mis palabras sagradas, en mi divinidad, y sobre todo déjame entrar en tu corazón, ya verás como no te arrepientes.

Quiero ser el rey de tu mundo. Tienes que saber que estoy detrás de todo lo que haces. Soy el que sostiene tu vida, quiero ser tu auxilio. Cuando todo se oscurezca, no dudes nunca de que yo estoy cerca iluminándote con mi poderosa luz y acompañando tu triste soledad. Recuerda que no caminas solo, mi mano no te falla. Si la tristeza intenta colarse en tu mundo, de improviso, yo lo impediré; y si consigue entrar, yo seré tu alegría y tu mayor consuelo. Que tus lágrimas sólo sean de felicidad. Cuando no puedas más, cuando todo y todos te aplasten, déjame ser tu fortaleza, esa valentía que necesitas para afrontar las adversidades de la vida. Debes saber que tú puedes con todo, aunque a veces sea grande el desánimo.

No olvides que yo soy muchas cosas: soy el que soy; y sobre todo SOY EL AMOR: el único, el auténtico, el verdadero, incondicional e invencible. Muevo montañas, derribo muros, ilumino tu cielo, hago posible lo imposible, realizo tantos milagros… y este es para ti; quiero dártelo todo, porque eres mi hijo amado, mi predilecto; quiero mimarte, darte alegría, hacerte un nuevo regalo cada día, quiero llenarte de belleza. Ten siempre presente que yo solo quiero amarte, sin límite, sin un porqué: eres un ser especial y maravilloso. El amor es el mayor tesoro que puedes encontrar; hijo mío, cuando tengas un problema o te encuentres en enemistad o en dificultad, ponle amor, pero amor sincero, y verás cómo todo cambia de color. Ama a tus hermanos sean como sean e intenta llegar a quererme y a quererlos como yo te quiero. Siempre te voy a esperar con los brazos abiertos; el amor debe ser paciente y yo tengo todo el tiempo del mundo.

Estoy llamando a las puertas de tu corazón, pero tu vida lleva mucho ruido, no sabes estar sin televisor, necesitas la música y con mucho volumen, gritas cuando hablas, como si te asustara el silencio. Y es precisamente desde donde yo te llamo, desde el silencio, desde la soledad; por eso no me oyes, te da miedo quedarte a solas contigo, escarbar en el fondo de tu alma, no te gusta nada lo que ves y no soportas la soledad. Buscas compañía donde sea y como sea, y no consigues ni encontrarte a ti mismo. Tú estás muy sólo, bastante perdido y demasiado triste; hijo mío, estás perdiendo el rumbo de tu vida, yo puedo ayudarte a encontrarlo. Quiero llenar tu vida, porque no me gusta que estés tan vacío, además piensas que tú sólo puedes con todo; yo soy paciente y siempre te esperaré, porque algún día sentirás que me necesitas.

Quiero que sepas que yo estoy en las cosas pequeñas de la vida, en la sencillez de cada día, en la humildad, en lo insignificante, en lo que te parece una tontería o una pérdida de tiempo. Estoy en un amanecer, en una bella flor, en una tímida lágrima, en un apretón de manos, en una mirada, en una sonrisa, en ese niño que pasa cerca de ti, y al que tú no miras nunca. No olvides que tal vez mi compañía te haga falta, yo sólo quiero ser tu amigo, guiar tus pasos y enjugar tus lágrimas, comprender tu miedo, salvar tu alma. Yo seré justo contigo, porque mi misericordia es eterna: voy a llenar tu vida de amor.

Recuerda que yo me hice hombre de carne y hueso para caminar a tu lado; quise saber lo que tú sabes, sentir lo que tú sientes, entender tu dolor, tu sufrimiento. Yo también me quedé sólo: ¡tantos amigos me fallaron!; no tuvieron piedad, me humillaron, se burlaron de mi debilidad. Pero ese no es el final: con el amor todo es más llevadero. Voy a ayudarte a ser feliz, a mi lado tus tristezas serán más alegres, conmigo tendrás claridad. Si me dejas entrar en ti, no me iré nunca, porque vales la pena.

Yo soy EL AMIGO que nunca falla. Mi espíritu va siempre contigo, cuando te dejan solo, yo estoy muy cerca de ti, tanto que, si alargas la mano, puedes tocarme. Soy tu refugio, soy el que más te comprende; veo bien hasta tus imperfecciones. Si me dejas, seré la respuesta a todas tus peguntas. El que te da valor en tu lucha diaria, el que da calor en tus momentos helados. Yo seré la estrella que guía tus pasos, yo hice del amor una forma de vida.

Amigo mío, perdóname por meterme tanto en tu mundo, pero es que te quiero tanto. Seré tu esperanza, tu fuerza, tu luz, tu alegría, tu amor… ¡todo lo seré para ti!

Siempre te estoy esperando con un fuerte abrazo.

(De Maria José Solaz Viana).

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