"Durante todo este tiempo, la Iglesia ha hecho esfuerzos ímprobos por romper esa ‘coraza de lenguaje’ (el lenguaje utilizado hoy en la sociedad), suavizando y aggiornando el suyo, tratando de limar asperezas, para que el divorcio con el discurso de la modernidad no fuese completo. Pero tales esfuerzos se revelan cada vez más baldíos; y, lejos de propiciar un entendimiento con el ‘discurso’ de la modernidad, están favoreciendo un fenómeno de ‘camaleonismo’ en el discurso de muchos católicos, que para no encontrarse desencajados en su época se pliegan a las estructuras mentales establecidas por las ideologías reinantes, adoptando su lenguaje y su discurso.Así, cualquier planteamiento radicalmente cristiano que signifique poner en solfa, no al gobiernillo o a la oposicioncilla de turno (que a fin de cuentas esto entra dentro del juego politiquillo permitido), sino al sistema actual de vida, es rechazado por ‘extremista’ (o anacrónico, o intempestivo). Y así se ha impuesto, entre las propias filas católicas, un lenguaje ‘ideológico’ (esto es, moderno) que, a la vez que rehúye el cuestionamiento global y razonado de la modernidad, se enreda en cuestiones coyunturales alimentadas y azuzadas artificiosamente por las ideologías, en un afán por aparecer ante el mundo como ‘moderado’. Pero plantear una crítica frontal de la modernidad no es hacer política ‘moderada’ o ‘extremista’, sino en todo caso política ‘superior’, que quizá no tenga resultados visibles inmediatos, pero los sembrará para el futuro; y para hacer esa política ‘superior’ hay primero que romper la ‘corteza de lenguaje’ y las estructuras mentales en las que la modernidad ha hallado cobijo.Quizá este propósito sea utópico y quijotesco; y, desde luego, resulta extraordinariamente incómodo. Pero nadie dijo que ser un marciano resultase cómodo; pues aquello de que «mi yugo es suave y mi carga ligera» era, desde luego, una espléndida ironía (“El honor de ser Marciano”; Publicado en el XLSEMANAL el17 de enero de 2010)".
Supongo que no tendrá la razón absoluta, aunque por ello no deje de tener bastante razón.
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